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sábado, 22 de julio de 2023

MURCIORRIQUEÑOS

                                

A diferencia de los otros relatos, en este voy a recurrir a la primera persona del plural. Al nosotros. A Mariló y a mí.  Esta experiencia que cuento es plural, conjunta, compartida, y utilizar esa forma verbal me facilita las cosas. Claro que eso no evitará referencias personales porque contar lo que se vive, aún en conjunto, es subjetivo, particular e íntimo. Las parejas no son uno, son dos. Lo dicen las matemáticas y el sentido común.  

Conocimos a Silverio y a Yessica hace ahora 10 años, en un camino de Santiago muy importante para nosotros, que iniciamos en Viana do Castelo, Portugal, muy bien acompañados por mi hijo Felipe, que aceptó sin reticencias compartir durante unos días conversación y silencios con dos adultos. Nos gustó tanto la experiencia que todos repetimos el año siguiente. Nosotros cambiamos de recorrido y él de acompañantes.  


Durante la primera jornada gallega conocimos a Silverio. Después de pasar por un agotador y desértico recorrido poligonero, distinguimos unos metros por delante a un personaje que cargaba con una mochila de la que sobresalía una pequeña guitarra y la banderita de un país que nosotros identificamos erróneamente como Cuba. Iba acompañado de dos jóvenes que portaban una cámara el uno y un micro el otro. Un grupo peculiar para lo que usualmente ve uno en el Camino.

Nuestro objetivo, de ese momento, era encontrar un lugar donde disfrutar de una cerveza y una tapa para rellenar los huecos creados por el esfuerzo. El objetivo de Silverio era acumular experiencias para un documental sobre el Camino, que quería ofrecer a un gran amigo fallecido unos años antes. En la pugna de objetivos ganó el suyo. Siempre se lo agradeceremos. Su insistencia y sus preguntas nos mantuvieron en el mismo paso durante el tiempo suficiente para presentarnos, conocer nuestros motivos, y aprender que esa bandera es de Puerto Rico y no de Cuba. Ambas comparten formas y colores, pero cambian la posición.

Lo siguiente fue un cúmulo de encuentros fortuitos, no planificados. Que si hoy nos encontramos a la salida del Albergue, donde conocimos a Yessica; que si mañana coincidimos casualmente en el mismo bar, desayunando; que si pasado mañana compartimos charla con un Amigo del Camino al que Silverio iba a entrevistar; y ya en la penúltima jornada mientras comíamos al lado del río con otros peregrinos, vimos asomar por el puente a la pareja puertorriqueña con su guitarra y su bandera. Sin dudarlo se unieron al grupo. Silverio desenfundó su guitarra y los demás nuestras voces para intentar acompañarlo. Entre todos, creamos un momento mágico.

No necesitamos más señales para entender que el camino quería unirnos, y que nosotros no éramos nadie para contradecirlo. Allí nos comprometimos, en la salud y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, para lo bueno y para lo malo. Nuestra relación ha cumplido esta semana 10 años. Este relato es un homenaje a ellos.

La luna de miel fue en Puerto Rico. En Navidad. Inolvidable. Ellos nos regalaron su Amor. Nos brindaron hospitalidad en una preciosa casa de madera a las afueras de San Juan, nos prestaron a sus amigos de toda la vida como si nosotros también lo fuéramos, organizaron fiestas donde los dos españolitos eran el centro de atención, cuando realmente ésta les pertenecía a ellos. Allí, quien no canta, baila, o cuenta chistes,  o toca algún instrumento con auténtica pericia. En nuestras cabezas se mezclaba la realidad, la sensación de vivir una ficción  y el canto de los coquís.

Hacía mucho tiempo que no vivíamos unas navidades tan alegres, tan distintas y  tan iguales. Diferentes por la manga corta y la piña colada en la playa, y similares por los adornos navideños, los villancicos, que con un poco de salsa ganan en sabor, y sobre todo por los  Reyes Magos. Sí, es verdad, Puerto Rico celebra a lo grande a los Reyes Magos con una mezcla entre creencia religiosa, costumbrismo y resistencia a la colonización americana. No hemos vista nada igual en los países de por aquí.

A lo largo de estos años hemos vuelto otras dos veces a Puerto Rico, un país maravilloso, con playas y paisajes espectaculares, de gente alegre, hospitalaria y muy resiliente. No es fácil luchar con una sonrisa, pero ellos lo hacen a diario. También nos hemos encontrado en Madrid, Barcelona Murcia y Valencia, en Colombia, Lisboa y en Copenhague. Cualquier lugar es bueno para renovar nuestros votos de amistad y amor, con ellos, con los amigos del camino, nuestros amigos del alma. Silverio y Yessica.

Os los presento.

Silverio es el alma del grupo. Es tipo alegre, ingenioso, educado, asertivo, gracioso, comprometido, sensible, bromista, inteligente, cariñoso, un gran contador de historias y trabajador incansable. Podría seguir, pero ya todas ellas le dan para ser escritor, músico, motivador, presentador de radio y televisión, cómico, youtuber y cuidador. Creo que este chico que acaba de cumplir 75, podría ser de mayor lo que quisiera ser. De hecho, creo que ya es lo que quiere ser, a pesar de que muchas veces, las circunstancias y quienes las manejan, hayan intentado sacarle del camino. Silver es una de estas personas que te gustaría tener siempre a tu lado. Te alegra la vida.

Yessica es una mujer divertida, amorosa, capaz, muy capaz, valiente, inteligente, organizada, decidida, generosa, tan trabajadora como él, y muy ingeniosa. Aúna la  fantasía y el glamour con la eficacia y el esmero. Organiza, emprende, cuida, dirige, ama, planifica, y en los últimos años hasta canta, y lo hace como todo lo que se propone, con excelencia.  Estando en su compañía te sientes más liviano. Yessica aligera tu peso. Ella lo carga en su mochila y lo gestiona con eficacia. Cuando te das cuenta cada cosa está en su sitio. Todo fluye. 

No voy a hablar de mí, ni de Mariló. Eso ya lo hice en otros relatos. Pero cualquiera puede entender que quien tenga la suerte de encontrarse en algún camino, el que sea, a dos personajes como estos, puede dar gracias a quien considere, por mantenerlos a su lado. Nosotros la hemos tenido y damos las gracias.  

Gracias por haberos cruzado en nuestro camino, hace ya 10 años.

 



3 comentarios:

  1. Precioso y emotivo este retrato de tus amigos portoriqueños, me ha gustado e incluso se me han saltado las lágrimas, que suerte encontrar amigos así en el camino de la vida, para vosotros y para ellos, porque vosotros también sois, cariñosos, acogedores y unos anfitriones magníficos, yo también tengo mucha suerte que estéis en mi camino, un beso grande

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  2. El comentario anterior no era anónimo, era mio

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  3. Grande Pipe....
    vas mejorando 😉.

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