Yo soy mus, lo cortan, envido a grandes, no quieren, me llevo una, paso a chicas, se fue, llevo pares, cojonudos, veo que a mi izquierda alguien levanta las cejas, cuidado, me achanto, juego llevo, si, también, guiño un ojo, me ven, no entran, soy mano, a grandes no han querido, chicas en paso, uno para ellos con pito cuatro más tres de dúplex, y tres de treintaiuna para nosotros, me vuelven a quitar mano. Al final me conformo con socializar, haciendo felices a dos contrarios, aunque frustre a mi pareja.
Los domingos el encuentro suele ser más numeroso y al aire libre. Casi todos son gente del Consulado, pero también los hay de empresas adjudicatarias del metro de Quito, o de Telefónica, o algún que otro emprendedor que ha llegado a ultramar buscando oportunidades, y claro, Dani y Ceci, los dueños del Rastro que nunca fallan.
Usualmente hacemos la ruta por el Metropolitano (que bonito nombre para el parque más grande y popular de la ciudad), pero en ocasiones vamos a alguno de los numerosos parques naturales de la periferia de la ciudad. Todos a ritmo de corneta, la que tocan los miembros de la benemérita, encargados de la seguridad de la Embajada y Consulado, que han asumido el liderazgo del grupo. Son los más preparados físicamente pero no dejan a nadie en el camino. Van como los perrillos, de adelante a atrás sin perder a nadie, retando a unos y animando a otros. Eso sí, todos con la vista puesta en la recompensa final. La cerveza. Acompañada de carne a la brasa, fritada, hornado, churrasco, cuy, trucha o ceviche de camarones.
Esto es la sierra, los Andes, y aquí la comida es contundente.
La nostalgia nos hace buscar cosas similares para estar en nuestra zona y apalancar la ausencia de cosas importantes o simples recuerdos..... más el descubrir nuevos amigos te generan curiosidad, crecimiento y a la vez mayores opciones de conocimiento. Como dice la Canción.... Yo quiero tener un millón de amigos...
ResponderEliminarMuchas gracias por tus comentarios
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