Resulta extraño elegir a Papa Noel, con sus renos y su ambiente invernal, como símbolo navideño en un país que disfruta de una temperatura constante y suave de 20 grados, y que sólo ve la nieve de lejos, en los picos de algunos volcanes. Se generan imágenes que perturban. Señor mayor, con un traje rojo y blanco que permite aguantar las más bajas temperaturas, compartiendo espacio con padres y niños en manga corta y con un moreno playa que no cuadra nada con su cutis blanquecino de Papa.
Parecería más sensato haber adjudicado ese puesto a los Reyes Magos que tienen mejor curriculum. Les va más el calorcito, hablan básicamente en castellano, son tres, lo que facilita la entrega de paquetería, y además los camellos bien podrían pasar por llamas. Me consta que echaron la solicitud hace ya bastantes años.
Pero bueno, habrá que aceptar que los gringos y su cultura musical y cinematográfica ganan la batalla. En eso son muy buenos, y como te pillen un poco despistado, generan una necesidad que no sabías que tenías, y ya está, ahí tienes la solución: “si no dispone de un personaje mágico para la Navidad, aquí le dejamos a este señor que, aunque esté un poco grueso, vista fatal y no se parezca en nada a ustedes, es muy efectivo en el reparto”
Las cuestiones navideñas por aquí funcionan como en otros lugares, luces, árboles de Navidad, pesebres, misa del gallo, reuniones familiares y el Niño como protagonista, se llame Jesús o Willian José. Yo echo de menos los villancicos, esos que me trasladan a mi niñez navera. Todo el pueblo los escuchaba desde los altavoces de la iglesia, mientras los chavales íbamos en cuadrilla por las casas cantando lo de los peces en el río para sacar unas perrillas, y sólo conseguíamos ahogarnos en ese mismo río con las ofrendas de vino, aguardiente y mantecados que nos daban los vecinos.
Para fin de año, lo que peta son los petardos y quemar “monigotes”, muñecos rellenos de heno que en unos casos representan a familiares o vecinos, con los que durante el año que acaba hay algún asunto pendiente, y en otros a personajes famosos o políticos. Todos ellos, como fallas valencianas, arden en la víspera de Año Nuevo de la mano de un pirómano que tiene la ingenua intención de que el año que termina termine con ellos, pero no tarda mucho en averiguar que los problemas tienen vida propia y no se acaban con un simple fogonazo. Reconozco que es una tradición que me gusta, y no veré, al menos este año. El coronavirus ha apagado las hogueras que aún no han encendido.
Luego está el mundo indígena, a medio camino entre su cultura origen y la adquirida. No han vuelto a ser los mismos. Su Navidad recoge el sincretismo (me encanta esta palabra, la quería meter como fuera) entre el nacimiento del Niño y el de las semillas. Durante estas fechas el “markantaita” tiene en su casa la figura del Niño Jesús, como mi abuela tenía unos días al Santo o la Virgen que le tocara. Acabado el turno mi abuela pasaba el Santo a la vecina y este señor devuelve el Niño a la Iglesia, no sin antes invitar a los que quieran a sopa de quinua, arroz cocido, patatas y queso, a la vez que juegan, bailan, y entonan rezos católicos. Lo dicho.
Y también hay quienes siguen fieles a lo suyo. En Galápagos no se bajan del burro y pasan del tradicional dúo del buey y la mula, y colocan un cuarteto de lujo con un león marino, una tortuga, un piquero de patas azules y un flamenco rosa. Todo un Belén.
Nos vemos allí, si el bichito de
moda nos deja.
Muy bueno, una visión distinta o adaptada de lo que conocemos por occidente, aunque como apuntas, todo se globaliza.
ResponderEliminarMuy bueno, una visión distinta o adaptada de lo que conocemos por occidente, aunque como apuntas, todo se globaliza.
ResponderEliminarMuchas gracias profe, espero que os vaya todo bien por ahi!. Un abrazao.
EliminarLos Reyes Magos,....siempre mejor Los Reyes Magos. Más allá de las tradiciones, que siempre nos aportan cierta sensación de seguridad y cobijo,....., ganan por goleada.
ResponderEliminarPrecioso relato.
Feliz Navidad!!!
Gracias por leerlo y por tu valoración Marga. Para mi no existen otros que los Magos de Oriente.
EliminarBien dice el conocido refrán " nadie es profeta en su propia tierra".
ResponderEliminarCon esta descripción me enamoro más de mi bello Ecuador, felicidades y gracias por recordarnos lo afortunado que somos de vivir en este paraíso, el monigote si lo encenderemos y dejaremos atrás las cosas malas, y los Reyes tiene listo su regalo , la oportunidad de que puedan reunirse con sus seres queridos.
Felicidades.
Gracias Santiago. Disfrutar de este precioso país y conocer a gente como vosotros es nuestro verdadero regalo de Reyes. Feliz Navidad.
ResponderEliminarVendréis cómo regalo de Reyas, buen viaje, me ha encantado tu crónica
ResponderEliminarMuchas Gracias M José el regalo vais a ser vosotros.
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