Después de 6 meses regresamos por primera vez a España. No
es el mejor momento. El virus está embravecido, desatado. Su fuerte oleaje nos
ha sometido. Hasta ahora tres grandes olas han conseguido su objetivo: que no nos
toquemos, que no nos juntemos, que no nos besemos, que no nos veamos. Es un golpe
certero a una de nuestras necesidades más primarias. Todos nos preguntamos cuando
acabará esto, y si el dique de las vacunas, tan rápidamente construido, acabará
por controlarlo, pero aún no hay respuesta para esto.
A pocas horas de coger el vuelo a España tengo una sensación
extraña, se acumulan las emociones, y los nervios. Después de unos meses
ejerciendo de quiteño uno ya no sabe si vuelve al lugar al que pertenece o
pertenece más al lugar del que parte. O a ninguno. Bueno, es la consecuencia de
ejercer el desapego, que por un lado te fortalece y por otro te vacía. Y vacío
que no llenas, duele. A eso hemos venido, a buscarle relleno.
En el avión venia pensando en cuales eran mis expectativas antes
de llegar aquí, pero no me acuerdo porque no me las conté, y no puedo
compararlas con las que tengo ahora, que si hay relato. Lo que sí que sé es que
hay mucha distancia entre ellas.
Hay cosas que no sabía y ahora sé. Que es un país con una
naturaleza desbordante; que la gente es especialmente amable en el cara a cara,
pero no tanto manejando; que las distancias se miden en horas de coche y no en
kilómetros; que les encantan los parques, y que en su territorio se encuentra el
paraíso, Galápagos.
Hay otras que ya sabía y he confirmado. Que los serranos y
los costeños son muy diferentes; que, como en otros muchos lugares de por aquí y
de allá, hay algunos que viven muy bien y bastantes que viven muy mal; y que
gusta tanto el reguetón que lo comparten con el resto desde el interior de sus
carros.
Y hay cosas que creía que sabía y ahora sé que ignoraba. Ignoraba
que por las ciudades se puede pasear, que por las carreteras se puede manejar, que
disfrutan de un clima de primavera permanente en casi todo el país, y que
exportan a China petróleo y camarones.
A pocos días de coger el vuelo que anticipa nuestra vuelta
hay un par de ideas claras. Que se tarda poco en crear una nueva rutina y que la cosa del virus esta mucho peor por aquí que por allí. Uno viene
a ver a los otros y no puede, a tapear y no hay bares, a ver el mar y no llegas
al agua. Claro, que esto es en Murcia, si estuviera en Madrid, mi otra ciudad, todo
sería distinto. Allí todos son libres, el virus también. Madrid-Las Vegas donde
todo es posible. Imposible de entender. En fin, aunque pase por Madrid yo ya me
he contagiado por las urgencias del virus y aunque quisiera ser libre, no
podría.
Volvemos a Quito y volveremos a España, uno siempre vuelve
al lugar que le quieren.
Realmente es impresionante lo que puede hacer la tecnología y la modernidad de estos tiempos, seres especiales como usted Felipe que llegaron a la ciudad de Quito a compartir su cultura su conocimiento y sobre todo su don de relacionarse tan fácil con las personas de otras costumbres y las asumió como suyas .
ResponderEliminarSiempre tendrán a una familia a un amigo para que regresen cuando quieran , sus letras en este post son muy sentidas y esperamos pronto disfrutar de su presencia en su segunda patria el Ecuador.
Gracias Santiago. Hemos tenido mucha suerte que el destino nos haya llevado a tu pais y a conoceros a ti y a tu familia.
ResponderEliminarTe ánimo a seguir contándonos tu punto de vista, Felipe.
ResponderEliminarGracias Jesús. Estoy disfrutando mucho haciéndolo.
EliminarAunque había leído estos en Instagram no había descubierto tu blog. Me encanta tu cuaderno de bitácora!!
ResponderEliminarRetazos!!
ResponderEliminarGracias Montse! 😘
ResponderEliminarMe ha gustado eso de…. si vuelve al lugar al que pertenece o pertenece más al lugar del que parte. Permíteme compartir mi verdad conveniente. Me gusta sentirme ciudadano del mundo. El lugar en el que vivo (temporalmente…) solo indica el lugar desde donde trabajo por hacer un mundo un poquito mejor, más compasivo, más sensible, mas ético, mas amoroso.
ResponderEliminarPor lo demás, tus relatos no hacen más que aumentar mi ansiedad pensando en encontraros con besos y abrazos.
PD: La enumeración del mundo un poquito mejor..., se parece mucho a lo expresado en una entrevista por el Dalai Lama. Lo hago mío y lo menciono por no infligir las reglas de autoría
Temporalmente?
EliminarComo siempre tus palabras me penetran en el alma, y escribo estas palabras mientras las lágrimas resbalan por el rostro enrojecido ansioso de los besos y los abrazos que merecemos y que pacientemente aguardamos... Os extrañamos tanto que un año no bastaría para compensar lo vivido.
ResponderEliminarSoy Loli... Pero no sé cómo poner mi nombre en el comentario... 😢😢
ResponderEliminarLolica, yo tampoco sé como poner tu nombre. Muchas gracias por tus comentarios. Os queremos mucho, chicos, y lo sabéis!
EliminarImagino que tienes que tener una cuenta gmail.
EliminarYa lo encontré!!
ResponderEliminarJajajaja
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